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Moverse o Morir!





En el libro “A User’s Guide to the Brain” del magnífico John J. Ratey, aprendí que las ascidias son criaturas marinas que nacen con un cerebro primitivo que les ayuda a moverse por el agua hasta que encuentran una roca a la que unirse. Una vez completado ese proceso, pasarán toda su vida unidas a esa piedra y poco a poco irán absorbiendo y consumiendo su propio cerebro, puesto que ya no lo necesitan. Solo los organismos que se mueven necesitan cerebro. 


Las ascidias son así:


Esta pequeña historia me hizo reflexionar sobre la importante relación que nuestro cerebro guarda con el movimiento y es que el moverse ya sea haciendo deporte, danza, yoga o cualquier otro tipo de ejercicio no solo nos beneficia a nivel físico, sino que también nos ayuda a prevenir la depresión, la demencia o el Alzheimer y cuenta con múltiples beneficios mentales, cerebrales y emocionales.

¿Quieres saber cuáles?

A NIVEL MENTAL

El ejercicio nos ayuda romper muros, a no hacer caso al diálogo interno que nos dice que no podemos y a ver que, con la práctica, somos capaces de hacer algo que antes no podíamos hacer. Nos ayuda en la autosuperación, a ganar confianza y conciencia corporal y a estar más segurx de nuestros propios pasos. Además de aprender a esforzarnos, a tolerar la derrota y a mejorar las habilidades relacionales si se trata de deportes de equipo.

A NIVEL CEREBRAL

El movimiento mejora la memoria y la concentración y ayuda en la neurogénesis (creación de nuevas neuronas). Cuando hacemos ejercicio físico, nuestros músculos se contraen y se relajan repetidamente, lo que el cerebro interpreta como una situación de estrés de la que debe protegerse. En respuesta manda varias sustancias químicas, entre las cuales destaca la BDNF, para proteger las neuronas. El resultado es que las neuronas crecen, se multiplican y crean y fortifican nuevas conexiones que favorecen el aprendizaje.

A NIVEL EMOCIONAL

La actividad física nos ayuda a reducir el estrés y a combatir la ansiedad, a desconectar de nuestros problemas, a estar enfocadxs solamente en la actividad que estamos llevando a cabo y a romper el círculo de pensamientos estresantes o negativos. Además, cuando hacemos deporte nuestro cerebro libera endorfinas una sustancia que nos ayuda a minimizar el dolor y la incomodidad física y que a la vez nos proporciona una sensación de euforia.

Así que cada vez que te pongas una excusa

para no ir al gimnasio o para no apuntarte a danza o hacer yoga, recuerda que no solo afecta a tu forma física, sino que también estás descuidando a tu mente, a tu cerebro y a tus emociones. Sé amable contigo y muévete o un día te sorprenderás a ti mismx sentado en una silla como si de la roca de la ascidia se tratara y tú no quieres comerte tu propio cerebro, ¿verdad?

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